Mi interés por el arte comenzó desde temprana edad queriendo siempre plasmar las cosas que me agradaban, inquietud que he tenido desde entonces, lo cual ha ayudado a formarme como artista de una forma autodidacta.
Mi primera exposición individual nació de un concurso que hizo la biblioteca Luis Ángel Arango a nivel nacional en el año de 1977 en el cual salí favorecido para exponer en una de sus salas.
Siempre he pensado que la terquedad que tenemos los artistas que seguimos insistiendo en la escuela del realismo y lo figurativo, fieles a la esencia, a las formas y al espíritu de las cosas, llámese figura humana, naturalezas vivas o naturalezas muertas, no es otra cosa que la obstinación de decirle a los demás que las posibilidades no se han agotado, que las cosas y los objetos que tanto usamos, por encima de los cuales tantas veces pasamos, que pretendemos olvidar y hacerlos invisibles, a los cuales miramos sin mirarlos, están allí y que sin tantos misterios son todos los días la esencia de nuestras vidas.
Siempre he querido decirles a los demás que por encima de las modas y las tendencias modernas, de lo que se usa y no se usa, el arte figurativo ha sido, es y será siempre eterno